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sábado, 6 de abril de 2013

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AMNIOCENTESIS.


¿Qué es la amniocentesis?
La amniocentesis es un procedimiento diagnóstico que consiste en la extracción de líquido del saco amniótico, bolsa llena de líquido en la que está el feto dentro del útero materno, durante todo el embarazo. En este líquido existen células, proteínas y orina del feto que pueden ser analizadas para obtener información sobre su estado de salud. Consiste en la punción de la pared abdominal de la embarazada con una jeringa, hasta llegar al saco amniótico. En algunos casos, puede aplicarse anestesia local en la zona de punción, aunque en general no es necesario. El proceso puede ser guiado mediante la realización de una ecografía.
El volumen de líquido a extraer depende de las pruebas que se deseen realizar.
El líquido puede ser analizado para conocer el grado de madurez pulmonar del feto, realizar estudios genéticos y cromosomales, evaluar el riesgo de espina bífida o la existencia de infección. La información obtenida del estudio y análisis del líquido amniótico, permite la toma de decisiones sobre el embarazo.
En la mayoría de los casos es un procedimiento muy bien tolerado, aunque en algunos casos se pueden producir contracciones uterinas y sensación de molestias abdominales.



¿Para qué se indica?
Una de las indicaciones más frecuentes para la realización de amniocentesis es el estudio cromosomal del feto, para la identificación de anomalías cromosomales (el síndrome de Down o trisomía 21 es la más frecuente). A partir de los 35 años de edad de la madre, aumenta la probabilidad de defectos cromosómicos en el hijo. Por ello, la indicación más frecuente es el estudio de posibles anomalías cromosomales en mujeres embarazadas que van a dar a luz con 35 o más años, en el caso de que la mujer desee interrumpir el embarazo, o cuando se sospechen otros problemas y fuera  posible considerar el tratamiento intrauterino. En general, el riesgo de efectos nocivos asociados a la amniocentesis en mujeres de menos de 35 años y la baja frecuencia de anomalías cromosomales en embarazos en estas edades, llevan a su no realización generalizada, y sólo por otras indicaciones específicas de cada caso.
Mediante el estudio del líquido amniótico se pueden identificar:
  • El sexo del feto;
  • La existencia de anomalías cromosomales y genéticas;
  • Enfermedades congénitas (fibrosis quística, enfermedad de Tay-Sachs…);
  • El grado de madurez pulmonar (si existe riesgo de parto prematuro o es necesario inducir el parto antes de finalizar el embarazo por riesgo para la madre o el feto);
  • Nivel de Alfa-feto-proteína, indicativo de mayor riesgo de espina bífida y de Síndrome de Down;
  • Infección intrauterina.
Mediante la amniocentesis también se pueden realizar determinados tratamientos (trasfusión a través del cordón umbilical).
 
¿En qué momento del embarazo se realiza?
La amniocentesis realizada para estudios genéticos y cromosomales se realiza habitualmente entre las semanas 15 y 18 del  embarazo. Los estudios de madurez pulmonar suelen realizarse entre las semanas 32 y 36. En el resto de situaciones, depende del momento y necesidad de adoptar las pautas terapéuticas.
 
¿Qué riesgos conlleva?
En general la amniocentesis es una prueba segura, con un riesgo de interrupción del embarazo menor del 1%. Otros posibles efectos secundarios es la hemorragia o la pérdida vaginal de líquido amniótico, que suelen resolverse por sí solos mediante reposo. En cualquier caso, como en toda medida diagnóstica o terapéutica realizada durante el embarazo debe de sopesarse bien los riesgos y beneficios, no realizándose si son evitables, garantizando que la mujer conoce los riesgos y desea adoptar las decisiones que conllevan los resultados de las pruebas a realizar, así si la mujer no desea interrumpir su embarazo porque el feto tenga alguna anomalía genética no evitable o tratable durante el embarazo, no debe realizarse el estudio genético y cromosómico, por ejemplo.
 
¿Qué cuidados o medidas debe de adoptar antes y después de su realización?
La realización de una amniocentesis no suele requerir preparación previa. Tras su realización se aconseja vigilar la aparición de síntomas, como presencia de contracciones uterinas, hemorragia o pérdida de líquido amniótico, que suelen ceder con reposo.


Fuente:fisterra.com

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