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jueves, 26 de abril de 2012

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Enfermedad de la bofetada.

 

 

¿Que es la quinta enfermedad (Eritema infeccioso)?

Especialmente frecuente en niños de entre cinco y 15 años, el eritema infeccioso cursa inicialmente con una erupción cutánea roja característica en la cara que hace que parezca que al niño le han dado una bofetada en la cara. Luego la erupción se extiende por el tronco, los brazos y las piernas. Por mucho que pueda imponer su nombre, el eritema infeccioso solo es una afección de origen vírico de la que la mayoría de los niños se recuperan rápidamente y sin complicaciones.

El eritema infeccioso (también denominado “quinta enfermedad” o en términos populares “la enfermedad de la bofetada”) está provocado por el parvovirus B19. El parvovirus B19 es un virus exclusivamente humano, que no es el mismo que preocupa a los veterinarios y que pueden contraer los animales domésticos, sobre todo los perros. Por lo tanto, no se puede contagiar de los humanos a los animales o viceversa.

Los estudios de laboratorio muestran que, a pesar de que entre el 40% y el 60% de los adultos de todo el mundo han pasado la infección por parvovirus B19, la mayoría de ellos no recuerdan haber presentado síntomas de eritema infeccioso. Por este motivo, los expertos médicos consideran que la mayoría de la gente que contrae la infección por parvovirus B19 presenta síntomas leves o ningún síntoma en absoluto.

El eritema infeccioso se da en todo el mundo. Los brotes de parvovirus tienden a ocurrir a finales del invierno y principios de la primavera, pero también puede haber casos esporádicos de eritema infeccioso en cualquier época del año.

Signos y síntomas

El eritema infeccioso empieza con febrícula, dolor de cabeza y síntomas catarrales leves (nariz tapada o secreción nasal). Estos síntomas iniciales remiten y la enfermedad parece haber pasado hasta que aparece la erupción característica al cabo de pocos días. La erupción, de un rojo intenso, empieza típicamente en la cara. Varios días después, se va extendiendo por el resto del cuerpo en sentido descendente, apareciendo manchas rojas (generalmente de un color más claro) en el tronco, los brazos y las piernas. La erupción no suele aparecer en las palmas de las manos y las plantas de los pies. A medida que la parte central de las manchas se empieza a aclarar, la erupción adquiere un aspecto parcheado, como si fuera la marca que dejada por una redecilla. Los niños de menos de 10 años son más proclives a desarrollar erupciones.
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Los niños mayores y los adultos a veces se quejan de que les pica la erupción, pero la mayoría de niños con erupción no parecen enfermos ni tienen fiebre. La erupción puede tardar entre una y tres semanas en desaparecer por completo y durante ese período de tiempo puede dar la impresión de que va empeorando hasta que desaparece por completo.

Determinados estímulos (como la luz solar, el calor, el ejercicio y el estrés) pueden reactivar la erupción hasta que desparezca completamente. Otros síntomas que a veces se asocian a eritema infeccioso son ganglios linfáticos inflamados, ojos rojos, dolor de garganta, diarrea y erupciones fuera de lo corriente que parecen ampollas o moretones.

En algunos casos, sobre todo durante la etapa adulta y al final de la adolescencia, un episodio de eritema infeccioso puede ir seguido de dolor o inflamación de las articulaciones, generalmente de las manos, muñecas, rodillas y tobillos.

Contagio

Una persona infectada por parvovirus es más contagiosa antes de la aparición de la erupción -sea durante el período de incubación (el período de tiempo comprendido entre la infección y la aparición de los síntomas) o durante el período de tiempo en que están presentes los síntomas respiratorios leves. Puesto que la erupción característica del eritema infeccioso es una reacción del sistema inmunitario (una respuesta defensiva que pone en marcha el cuerpo contra sustancias extrañas como los gérmenes) que ocurre después de que haya pasado la infección, una vez aparece la erupción, el eritema infeccioso no suele ser contagioso.

El parvovirus B19 se contagia fácilmente de una persona a otra a través de los fluidos infectados procedentes de la nariz, la boca y la garganta, especialmente las gotitas que se expelen al toser y estornudar. También se puede contagiar al compartir vasos y cubiertos.

En una casa donde haya un niño con eritema infeccioso, otro miembro de la familia que no haya padecido la infección por parvovirus B19 tiene aproximadamente un 50% de probabilidades de contraerla. Los compañeros de clase de un niño con eritema infeccioso tienen aproximadamente un 60% de probabilidades de infectarse. Una vez una persona se ha contagiado con el parvovirus B19, se hace inmune al mismo y, por lo general, no pude volverse a infectar.

El hecho de contraer la infección por parvovirus B19 durante el embarazo puede provocar problemas en el feto. Algunos fetos pueden desarrollar una anemia grave si la madre se infecta durante el embarazo -sobre todo si la infección tiene lugar durante la primera mitad del embarazo. En algunos casos, la anemia es tan grave que el feto no sobrevive. Afortunadamente, en torno a la mitad de las mujeres embarazadas son inmunes a la infección por parvovirus B19, al haberla contraído previamente. Los problemas graves ocurren en menos del 5% de las mujeres que contraen la infección durante el embarazo.

Prevención

No hay ninguna vacuna contra el eritema infeccioso y ninguna forma de prevenir la propagación del virus. Aislar a una persona que presenta la erupción característica del eritema infeccioso no permite evitar el contagio porque generalmente, cuando aparece la erupción, la persona ya ha dejado de ser contagiosa.

Tener unos buenos hábitos higiénicos, sobre todo lavarse frecuentemente las manos, siempre es una buena idea, puesto que puede ayudar a impedir el contagio de muchas infecciones.

Incubación

El período de incubación (el tiempo transcurrido entre la infección y la aparición de los primero síntomas) del eritema infeccioso oscila entre cuatro y 28 días, con un promedio de 16 a 17 días.

Duración

La erupción suele durar entre una y tres semanas. En una cantidad reducida de casos de niños mayores y adultos, la inflamación y el dolor articular asociados al eritema infeccioso han durado hasta varios meses o años.

Diagnóstico

Por lo general, los pediatras pueden diagnosticar el eritema infeccioso a partir de la erupción característica que aparece en la cara y el cuerpo. Si un niño o un adulto no tiene la erupción característica pero lleva un tiempo encontrándose mal, el médico puede solicitar un análisis de sangre para determinar si los síntomas pueden estar provocados o no por el parvovirus B19.

Tratamiento

El eritema infeccioso está provocado por un virus, y no se puede tratar con antibióticos, que se utilizan para tratar infecciones de origen bacteriano. A pesar de que existen medicamentos antivirales, en la actualidad no hay ninguno que sirva para tratar el eritema infeccioso. En la mayoría de los casos, se trata de una afección tan leve que no requiere tratamiento farmacológico.

Por lo general, los niños con eritema infeccioso se encuentran bastante bien y necesitan escaso tratamiento en casa aparte del reposo. Una vez desparecen la fiebre y los síntomas catarrales leves, puede haber poco que tratar aparte de las molestias asociadas a la erupción. Si su hijo se queja de picor, pregunte al pediatra cómo puede aliviarle las molestias. Es posible que el pediatra también recomiende paracetamol para tratar la fiebre y el dolor articular.

Complicaciones

La mayoría de los niños con eritema infeccioso se recuperan sin complicaciones. Cuando aparece la erupción y mientras esta está presente, suelen encontrase bien y generalmente ya han retomado sus actividades habituales.

No obstante, algunos niños con el sistema inmunológico debilitado (como los que tienen SIDA o leucemia) o con determinados trastornos de la sangre (como la anemia falciforme o la anemia hemolítica) pueden encontrase bastante mal al contraer una infección por parvovirus B19. Este virus puede enlentecer o interrumpir temporalmente la producción de glóbulos rojos, las células que se encargan de transportar oxígeno a los tejidos, provocando una anemia.

Cuando un niño está sano, ese enlentecimiento de la producción de glóbulos rojos suele pasar desapercibido porque no repercute sobre su salud general. Pero los niños que ya están anémicos cuando contraen la enfermedad pueden enfermar considerablemente si su producción de glóbulos rojos se ve disminuida todavía más por el virus. Sus niveles de glóbulos rojos pueden descender peligrosamente, comprometiendo el suministro de oxígeno a los tejidos corporales.

Cuándo llamar al pediatra

Llame al pediatra cuando a su hijo le salga una erupción, sobre todo si se extiende por todo el cuerpo o va acompañado de otros síntomas.

Si está embarazada y le sale una erupción o si ha estado en contacto con alguien que tenía eritema infeccioso (o con alguien que tenía una erupción que se sale de lo normal), llame al profesional de la salud que lleva su embarazo.

Fuente: kidshealth.org / revisado por Joel Klein, MD





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