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sábado, 31 de marzo de 2012

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FIBROMIALGIA




Definición de fibromialgia
La fibromialgia es una enfermedad crónica caracterizada por rigidez y dolor de músculos, ligamentos y articulaciones. Provoca también, en parte como consecuencia del dolor, alteraciones del sueño: se produce una alteración del ciclo sueño-vigilia, provocando insomnio, pudiendo aparecer también una sintomatología depresiva, ansiedad o rigidez articular.
Pese a ser una de las enfermedades que con mayor frecuencia producen dolores musculares, su causa es desconocida. Los tejidos afectados por el dolor no presentan inflamación u otras alteraciones objetivas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la fibromialgia, desde el año 1992, dentro del reumatismo y es la causa más común de dolor del músculo esquelético generalizado.
Tampoco aparecen lesiones objetivables en los órganos internos, músculos o estructuras óseas. Los dolores asociados con la fibromialgia suelen localizarse en las zonas de mayor desgaste físico.

Prevalencia de fibromialgia

La fibromialgia afecta sobre todo a mujeres entre 25-55 años. También, aunque en menor medida, puede afectar a hombres, niños o ancianos.
En España es una enfermedad frecuente, con una prevalencia cercana al 2.5% de la población en edades superiores a los 20 años. Según estudios de la Sociedad Española de Reumatología, la enfermedad afecta a un número de mujeres claramente superior al de los hombres.
La fibromialgia puede ser una enfermedad aislada o estar asociada a otros trastornos, normalmente al lupus y a la artritis reumatoide. Como hemos mencionado anteriormente, en España la prevalencia ronda el 2.5 %, variando ésta en otros países a nivel internacional. En las islas británicas la prevalencia es del 1 % mientras que en Estados Unidos la prevalencia supera el 4 %.
En nuestro país la fibromialgia afecta a más de setecientos mil pacientes. Puede aparecer a cualquier edad, aunque generalmente se desarrolla entre los 20-50 años.



Síntomas de fibromialgia

El principal síntoma de la fibromialgia es el dolor, que no se acompaña de trastornos objetivables en los tejidos. El dolor  permanente suele provocar cansancio intenso y deterioro de la calidad de vida del paciente. Las personas afectadas por fibromialgia presentan un umbral del dolor muy por debajo del existente en las personas que no padecen esta enfermedad.
El dolor es bastante generalizado, afectando por ejemplo,al cuello, los hombros, la espalda y los brazos. El dolor permanente altera el ritmo del ciclo sueño-vigilia provocando insomnio y trastornos psíquicos como sintomatología depresiva y ansiedad; también puede provocar rigidez en las articulaciones y sensación de hormigueo en diferentes partes del cuerpo (manos, pies, etc).
Los síntomas que presentan los pacientes, como hemos indicado, son muy diversos, pero como denominador común encontramos el dolor y la fatiga, que son sufridos por más del 90% de los pacientes. Por éstos y otros factores los pacientes se despiertan con una sensación de agotamiento a pesar de haber dormido un número de horas adecuado. 
Se está intentando establecer un sustrato común a todos los pacientes con fibromialgia explicable desde el punto de vista psicológico, debido a la falta de evidencias objetivas de alteraciones orgánicas que muestra la enfermedad. Las alteraciones psicopatológicas que presentan estos pacientes pueden variar en cada sujeto, por  lo que no se ha podido demostrar si dichos factores psicológicos son la causa o la consecuencia de la enfermedad.
Los trastornos que provoca la fibromialgia en el organismo  tienen un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes, deteriorando los distintos ámbitos donde se desenvuelve la persona, tanto a nivel laboral, personal o social. En la exploración física del enfermo no se encuentra ningún hallazgo específico de fibromialgia, cursando el trastorno con síntomas poco específicos.
Existen algunos datos y estudios científicos que tratan de definir la etiología y los mecanismos patogénicos que intervienen en la génesis y evolución de la fibromialgia. Los estudios más recientes se basan en la posibilidad de localizar partes del genoma que condicionen al individuo a padecer la enfermedad.
En cuanto a los mecanismos patogénicos, se han investigado en varios campos: alteraciones musculares, disfunción del eje hipotálamo hipofisario adrenal y del sistema nervioso autónomo o procesos inflamatorios subyacentes, pero los datos más recientes sugieren que existe una alteración de los mecanismos de procesamiento del dolor probablemente debida a un desequilibrio en los neuromoduladores del sistema nervioso central que termina produciendo una mayor sensibilidad al dolor.

Causas de fibromialgia

Las causas que desencadenan la fibromialgia todavía se desconocen. Los individuos afectados experimentan dolor como respuesta a estímulos que personas que no padecen la enfermedad no percibirían como tales.
Se están encontrando evidencias de la existencia de una respuesta inmune alterada que provoca una disminución del umbral de la sensibilidad algésica (mayor sensibilidad al dolor) en pacientes que padecen este trastorno. Los investigadores han detectado niveles muy elevados de una sustancia química producida por el sistema nervioso (sustancia P) así como de factores de crecimiento en el líquido que recubre el cerebro.
Además de existir niveles elevados de neurotransmisores estimulantes del SNC, los pacientes afectados poseen niveles bajos de serotonina. La serotonina es un neurotransmisor que interviene en el control de la ansiedad y de los estados de ánimo.
Los estudios realizados sobre fibromialgia concluyen que una disregulación en el sistema nervioso central provoca respuestas hiperalgésicas, pudiendo explicar este hecho la alteración de la percepción del dolor.

Diagnóstico de fibromialgia

El diagnóstico de la fibromialgia es especialmente complejo debido al carácter inespecífico de algunos de los síntomas de la enfermedad. A esto se une el hecho de que no existen signos ni pruebas objetivas específicas que confirmen el hecho de que se padece la enfermedad.
En pacientes con dolor corporal generalizado y crónico el diagnóstico de la fibromialgia se realiza por la manifestación clínica y los síntomas manifestados por el paciente (dolor., etc.), dado que no es posible encontrar signos de inflamación en los tejidos afectados.  El diagnóstico es exclusivamente clínico y se basa en la presencia de dolor crónico musculoesquelético generalizado.
Pese a que no existen pruebas objetivas que puedan evidenciar una fibromialgia, estas pruebas son indispensables para descartar otra serie de anomalías o enfermedades. El hipotiroidismo, los problemas óseos, problemas hepáticos o el daño renal pueden cursar en su inicio con dolores localizados y confundirse con la fibromialgia o viceversa.
La fibromialgia puede manifestarse sola o en asociación con otras enfermedades, como enfermedades reumáticas sistémicas.
En 1990 el Colegio Americano de Reumatología estableció unos criterios que incluyen la existencia del dolor y la presencia de una serie de puntos dolorosos. Sin embargo, el objetivo de dichos criterios nunca fue hacer el diagnóstico de fibromialgia, sino establecer unos parámetros que permitieran a los diferentes investigadores disponer de criterios homogéneos a la hora de investigar esta enfermedad.

Evolución de la fibromialgia

Los síntomas con que cursa la fibromialgia, debido a que se trata de una enfermedad crónica, van a perdurar a lo largo de muchos años. Además, y debido a que no existe hasta la fecha un tratamiento eficaz que cure la enfermedad, el objetivo es minimizar su impacto.
La evolución del cuadro clínico depende del grado con que se manifieste la enfermedad en cada caso. Los grados con los que la enfermedad puede llegar a mostrarse son variables y pueden ir desde leves dolores a que el paciente tenga que ser ingresado y tratado por el dolor.
Debido a la ausencia de tratamientos eficaces, el objetivo es conseguir una mejoría de los síntomas con la que se pueda minimizar el deterioro de la calidad de vida del paciente. Existen tres modalidades terapéuticas que han mostrado un buen grado de eficacia en el control de la enfermedad.
El ejercicio físico mejora la salud general del enfermo, además, mantener un buen tono muscular permite a los pacientes realizar una vida casi normal y está demostrado que previene el avance del deterioro producido por la enfermedad.
La terapia consiste en enseñar al paciente a convivir de la mejor manera posible con el proceso.
Los fármacos que han demostrado una mayor eficacia en el control de los síntomas de la enfermedad han sido los analgésicos no opiáceos tipo paracetamol, los antidepresivos (se posee mayor experiencia con los antidepresivos tricíclicos en dosis bajas, por ser más antiguos), algunos inductores del sueño tipo zolpidem y muy recientemente, algunos antidepresivos de última generación.


Tratamiento de fibromialgia
Como hemos mencionado, el tratamiento de la fibromialgia sólo minimiza el impacto de la enfermedad sobre la salud del paciente, por su carácter crónico. Debido también a que los síntomas de la fibromialgia son diversos y varían de unos a otros pacientes, los programas de tratamiento deben ser individualizados para cada sujeto.
Los programas de tratamiento son más eficaces cuando se combina la educación del paciente, la reducción del estrés y el ejercicio físico adecuado. Estudios recientes demuestran que los mejores resultados se obtienen personalizando el tratamiento para cada sujeto, teniendo en cuenta los diversos factores implicados en la génesis de la enfermedad, incluidos los factores psicológicos.
  • Educación del paciente: Es el primer paso para que el enfermo comprenda la mejor manera de hacer frente a su enfermedad
  • El estrés: El control de la ansiedad y del estrés es muy importante. Se han dado casos de empeoramiento de las dolencias provocadas por el estrés
  • Dieta: Una dieta sana y equilibrada y ajustada a las necesidades de cada paciente es una de las actuaciones a desarrollar en el tratamiento de la fibromialgia.  En la mayoría de los casos de estudio las dolencias de los pacientes se minimizaron al someterse al control de nutricionistas.

Fuente: salud.es





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